Doña Elena

Ella era un despliegue con 96 pliegos o más,
con su sonrisa de medialuna
y un rosario de palabras celestes en los ojos.
No ví mejor jardín que el de sus manos
ni pesebres más vivientes en navidad.
Debe andar desplegada...

De cristales y perfumes

Tiene su piel desnuda
y hace tiempo no lo adorno con flores maravillosas.
Un quebranto en el borde de su boca
hace prismas espléndidos
y una aureola de sales
demarca el ombligo de su hechura
a modo de recuerdo.
Debería obsequiarle un gran ramo de hortensias

La música como motor

Sin palabras... un poco de música para compartir

De la maduréz...

La cepa ya no alimenta al fruto.
Yace la pieza, en el césped, autónoma y madura;
su esencia al sol aprobando virtud de aroma y color.
Cicatriz puntal la corona en su fortuna al trono,
al bocado almíbar

Ineludible

Sos mi sed verdadera
y no mi paz.
No obstante es parte del núcleo.
El fuego nunca se apaga,
queda girando en partículas
que exhiben halos de luz.
Neón.

Lapso

No hay tiempo en el azul del instante.
Y todo en el silencio,
todos los colores
todas las formas
todo el tacto
que nada dice en el tiempo blanco;
en este tiempo que estoy
porque supe irme a tiempo.

Show

Puedo delirar...
Volarme a pensar en tus ojos.
Soplos de luz.
Hilo almíbar de tus manos me lleva
y, como una marioneta,
voy por el escenario
dando el mejor espectáculo

Ama de casa

Abrió la ventana y todo se llenó de luz, hasta las pelusas.
Las sillas pata arriba y la música que no hace otra cosa que sacudir su cabeza.
El agua corre y corre y corre. Como las horas, como los pies, como los deseos que corren.
Todo vuela. El polvo. La sábana blanca. La ropa color sujeta en la soga.
Y las ideas se hicieron puré en los platos servidos a la mesa.
El orden se acomoda mientras su caos es hogar. Y su novela, tan real como para un llanto ficticio, termina sollozada en los cuadritos del mantel.
Todas las flores del jardín no esperan sus aguas y ella es río en la flor que es hace esperar.

Mi flor

Porque estas consagrada. Sagrada.
Dentro de mi como un génesis.
Una luz.
No puedo desilusionarte,
no a tus ojos.
Sos arena en mis manos
porque nada tuyo me pertenece.
Nada es igual, nunca,
y tus manos son tan frágiles
como un Edelweiss.

Dolor

Es que sus balas van hacia los demás
sólo por cobardía...