7.12.07

Ser o no ser

Quien soy en este presente (y en la continuidad) será la parte más importante del resto de mi vida.
Sé que estoy. Sé que mi cabeza piensa como un remolino indetenible y voraz, y que para estos tiempos que me corren, ando despegándome un cuero estriado y en desuso.
¿A qué lugar irán a parar nuestros despojos? Digo, los despojos que uno va extraviando mientras crece. Quizás no sean despojos, sino tan sólo y tantos anexos que arrastramos como memorias formando lo que seremos en un futuro. ¿Cómo seré en un futuro? Quién, pero con la misma esencia...
Ahora tengo la mirada estacada en el espacio como esperando visualizar, como tira de película, secuencias de mi vida (Ignoro el funcionamiento cerebral que logra semejante labor!) Se me vienen imágenes lejanas, como un par de agujas de tejer color azul metalizado que tenía mi mamá o puedo recordar, claramente, las abolladuras que le dejé a la tapa de una olla festejando (inocente) el
mundial ’78.
Sentí cierto aire de culpa, años después, viendo como mi mamá intentaba encajar la tapa que se quedaba tambaleante en la olla por tanto
golpe.
Cuando camino por la calle y me cruzo con la charla solitaria y alocada de gente a quién siquiera conozco, me pregunto: ¿Cómo encastrará esta persona en la vida? O cómo la vida en esta persona... ¿Cuántos festejos mundiales le habrán pasado por encima? Y me detengo por un instante a pensar en ese ser, dilucidando sobre el motivo que lo llevó a ese parloteo misántropo. Y llego a mí otra vez.
Y me voy por las ramas. Pero de eso se trata un poco esto, de irse por las ramas, como los monos. Yo nunca fui una monada y tampoco me propuse serlo; no le encuentro mejor sabor a esta vida más que desafiarla. Es como dice
Francis Bacon: “A la naturaleza se la domina obedeciéndola”. Y yo la obedezco hasta la tripa, con la entraña.

Hay sucesos en la vida como golpes, rígidas
aldabas que, de tan grandes, a sus sacudidas abren puertas, puertas que no deben quedar abiertas.
Imagina una gran puerta, de las GRANDES, y la abrís y hay otra, y seguís y hay otra, y seguís caminando y más y otra y otra...
¿No te dan ganas de parar y comenzar a cerrar las puertas? Algo así como tener la sensación de querer comenzar a poner las cosas en orden, como un impás en el camino para poder seguir andando un poco más relajados para lo que vendrá.
Yo ando por esa parte de mi vida, ando cerrando puertas. Cada puerta que cierro es un antes y un después, un pasado y un ahora que se mezclan como recuerdos y propósitos entretejiendo una vida, la mía.
Nuestra vida es eso, una suma de recuerdos y propósitos, como los despojos y sumas que nombré antes, esa suma y resta que nos hace, entretejiendo a todos los quienes con esencias únicas a formar una misma masa que se llama vida.

Es extraño. Se me ocurre llevar mi nombre como algo fantástico. Y me pregunto:- ¿Qué habrán sentido mis papás al ponérmelo? ¿Qué al verme tan chiquita con un nombre que me identifica y que ellos eligieron por su significado? Lo encontraron en un diccionario.
Yo llevo a mi “Viejo” en la suma de recuerdos. El falleció hace un largo tiempo. Tal vez una cuenta aún no clara conmigo y con la vida. Una puerta abierta.
De una respuesta simple como la muerte: “Cesación completa y definitiva de la vida”, según mi “mataburros”, se me provoca una pregunta interminable e inexplicable en algún rincón de mí.
Llevo Su genética entre todos los innumerables elementos que conforman lo que soy, y mi cesación será, quizás, la última respuesta que busco para terminar de comprender.
La muerte: Instante repentino en el que las funciones del cuerpo se detienen. Para mi la muerte es la gran puerta que escapa a nuestra proposición de cierre; y una gran incomprensión me sacude a la hora de enterarme que alguien tomó el picaporte y dio el portazo por cuenta propia.
Nada muere completamente, según se vea. De una forma u otra mi papá esta vivo en mí y en mis hermanos, y así en nuestros hijos y ellos en sus hijos y así sucesivamente. Nada muere completamente. La cadena más extensa: La existencia.

El tiempo es demasiado veloz, como la luz. Una luz. Este es un tiempo de luz, como nacer y pegar un grito de vida.
No sé muy bien que deseo hacer con todas estas palabras. Pero qué bah! Yo les pondría alas para volar. Alas: Con plumas, sin plumas, blancas, negras, azules y rojas y amarillas, con tinta,
deltas, orgánicas, murciélicas, heroicas, aviónicas, extremas. Palabras. Mi voz... Y a una bocanada de aire expuesta mi voz, y por mi voz bocanadas de aire que me permitan volar y dar un grito de vida.
Tengo una inevitable necesidad de este instante, un instante inevitable de esta necesidad... Espejos. sojelfeR. Los tiempos. La espera... La espera mía. La espera llega y pasa. Llega y se queda y se va. Y yo me dejo de esperar y me voy. O me quedo? Pero no hay tiempo que esperar.
Cada instante de cada letra que voy escribiendo, de cada letra que voy leyendo, que voy cercando/acercando, que voy dejando/alejando, que voy queriendo/olvidando, que voy restando/sumando para armar y amar lo que vendrá.

Esta noche hay un gran silencio, una ausencia de estrellas que, a falta de brillo, las pobres, se quedaron mudas. Sólo el viento y la lluvia permitiéndole paso al frescor en el ambiente que mueve vagas luces encendiendo objetos a mi alrededor... Soy una estrella esta noche, soy una gran muda sin saber que decir y con ganas de brillar. Pero quiero desamarrarme la lengua y decir mi nombre, decirme y escuchar en el silencio el sonido que me pertenecerá como nunca nada me va a pertenecer jamás, nombrarme en el silencio y hacerme mía. Quiero abrir mis alas y ser palabra, ser lluvia y cielo abierto, ser viento y ser libre, ser canto del llanto que se llora por ser vida, por ser humano. Ser.

1 comentarios:

Fabricio dijo...

Es bueno ser el primero en algunas cosas, en ésta por ejemplo, la de dejar el primer comentario en tu novel blog.

Me he llegado, lo confieso, de pura cortesía por tu comentario en mi blog, pero me gustó el contenido y me tomé el tiempo de leer no sólo tu primer post, si no que tambien leí el resto.

Calculo que las circunstancias de ser un viernes el día que posteaste por primera vez, ha sido un día que suele permitirnos detener nuestras alocadas vidas (más si vivís en Bs As) y mirarnos por dentro.

Es muy profundo y personal tu primer post pero deja entrever el tipo de persona que eres. Y lo confirma tu preocupación por el tema de la niñez que lo planteás en tu último post.

Me gustó. Voy a volver a leerte.

Ha, por cierto, la imagen de fondo de mi blog es una foto de mi autoría y colocarla como está resulta un poquito complicado, pero si tienes tiempo, te lo puedo explicar por mail, ok?
Mi mail está en mi perfil.

Un beso.